Cultura

Isabel Allende: “En este afán por no ofender a nadie se terminó el humor”

La escritora chilena cree que el actual es un momento de "transición" y observó a lo largo de su vida un movimiento "en zigzag en el que los retrocesos son inevitables".

La escritora chilena Isabel Allende lamenta que “muchas palabras, pasajes e ideas” de su novela “La casa de los espíritus” serían hoy “políticamente incorrectos”, porque “en este afán por no ofender a nadie, se terminó el humor, que siempre es irónico y sarcástico“.

Allende, que intervino por videoconferencia desde Estados Unidos en el segundo Festival Literario de América y Europa “Escribidores“, en Málaga, cree que el actual es un momento de “transición” y observó a lo largo de su vida un movimiento “en zigzag en el que los retrocesos son inevitables”, pero espera “que volvamos a tener humor”.

Ve el movimiento “#MeToo” como “parte natural de algo que empezó hace varias décadas y que en general va avanzando” y la “alegra mucho que esté sucediendo”.

También la alegra la generación de autoras actuales, que “están rompiendo barreras y creando un lenguaje poderosísimo”, lo que supone “un cambio brutal y maravilloso”.

Recuerda que, cuando escribió “La casa de los espíritus”, dijeron de ella que “era la única voz femenina del ‘boom’ latinoamericano, que fue puramente masculino, y ahora se habla del ‘boom’ de la literatura femenina latinoamericana”.

“A medida que escribes más, más te censuras”

A sus 80 años, con treinta libros y 77 millones de ejemplares vendidos en 42 idiomas, admite que tiene “la censura propia y la de la editorial, que no se quiere meter en problemas”.

“A medida que escribes más, más te censuras y más crítico eres. Los errores que se te pasaban volando aparecen ahora como con luces fluorescentes y me demoro más en escribir, lo reviso mucho más y el texto pierde frescura cuando uno lo soba tanto”.

Sin embargo, precisa: “Escribo como me sale y, cuando tengo dudas, lo leo en voz alta para ver cómo suena. No tengo conceptos previos de cómo será la estructura, quiero que el texto sea como bailar, que te metas en el texto y sientas el ritmo. Lo que me importa es que el lector baile como bailo yo”.

Isabel Allende no tiene “la arrogancia de pensar que un libro puede cambiar la mentalidad o la cultura”, pero “hay excepciones” y, por ejemplo, “después de todos los movimientos abolicionistas en Estados Unidos fue ‘La cabaña del tío Tom’ la que le cambió la mente a la gente e hizo más que toda la propaganda anterior”.

“Se le pone la vara mucho más alta a una mujer”

Después de haberse criado “en la escuela del rigor, en la que todo era estoico, duro y difícil”, asegura que ha aprendido a “relajarse en la vida” y eso “se refleja también en la literatura”.

“Ahora que soy vieja, me puedo dar el gusto de hacer lo que me dé la gana, porque no tengo que satisfacer a nadie. Me encanta escribir, pero viajar para promover libros ya no lo hago, porque era un sacrificio cada vez”.

Sobre las críticas, reconoce que a lo largo de su carrera las ha recibido malas y buenas, y no le “angustian” las malas ni “se cree” las buenas, pero en todo caso tiene claro que “se le pone la vara mucho más alta a una mujer”.

“Si una mujer hubiera escrito ‘El amor en los tiempos del cólera’, la habrían matado, pero la escribió García Márquez y a él no se lo toca”.

EFE.

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